Preámbulo
Casi un siglo y medio después de que aparecieran las primeras noticias en época moderna de Juan Vázquez el clérigo pacense sigue siendo un tremendo desconocido. Sabemos con certeza el lugar de su natalicio, pues así lo reconoce en su Agenda defunctorum, y la autoría de tres ediciones musicales (dos profanas y una religiosa). Sin embargo, el conocimiento objetivo de su vida se circunscribe casi en exclusiva a las pírricas noticias que desvelan las actas capitulares pacenses. Estas registran una evolución profesional desde 1530 hasta 1537 y una etapa posterior como maestro de capilla entre los años 1545 y 1550.
Desde los artículos de Moll Roqueta (1951) y Santiago Kastner (1957) todos los investigadores le han atribuido una etapa castellana (en Palencia, Ávila,….) entre los años 1538 y 1544 aprox. Igualmente, desde la reseña de Lola de la Torre tomada de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria, se le ha sugerido una fecha de muerte cercana a 1572. Pero ambas afirmaciones carecen de respaldo al ser incompatible por fecha y simultaneidad de trabajos en lugares muy distantes (más de 450 kms) y por ser prácticamente imposible –en el caso de la segunda- demostrar que la nota aluda al músico pacense.
Es evidente que en 1551 imprimió Villancicos y canciones en Osuna, que en 1556 hizo lo propio con la Agenda defunctorum en Sevilla y que poco después, en 1560, editó un recopilatorio de su obra titulado Recopilación de sonetos y villancicos también en Sevilla. Solo gracias al contenido de estas fuentes supimos el lugar de su natalicio, a quiénes dedicó las respectivas obras y algunas circunstancias tales como su condición de clérigo-sacerdote. Acaso también, una posible amistad con Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero.
Pero los interrogantes de su vida, lógicos en un personaje de la primera mitad del XVI, se extienden del mismo modo a su obra. Resulta imposible pasar por alto que la música de todo un maestro de capilla que debió ser popular en su tiempo no haya gozado del más mínimo cuidado. En efecto, ni una sola partitura se ha encontrado en los archivos capitulares de Sevilla o Badajoz. Tampoco las actas capitulares sevillanas parecen desvelar nada; y de sus trabajos impresos solo tres han llegado hasta nuestros días.
Más aún, observamos que varios títulos de Juan Vázquez son publicados por diferentes vihuelistas antes incluso de que él propio músico pudiera publicarlos. Por si fuera poco, aparecen versiones altamente concordantes que se copian en cancioneros como el de Uppsala, (editado en Venecia en 1556) e incluso llegan noticias del otro lado del Atlántico que nos hablan de manuscritos antiguos con villancicos del maestro. Los datos evidencian una popularidad a la que no correspondieron en justa proporción ni las fuentes escritas ni la posteridad en sí misma.
El entendimiento se enreda más aún al conocer que durante los últimos años han aparecido nuevos avistamientos en actas, (apuntes, anotaciones…) de personajes homónimos con oficios semejantes o próximos en ciudades como Plasencia, Ávila, Palencia…, evidenciando la coexistencia fáctica de individuos que a principios del s. XVI utilizaron todos el apelativo de “Juan Vázquez” (Vásquez, Vázques,…). Esta circunstancia ha aumentado la incertidumbre en la actualidad envolviendo en un gran interrogante el conocimiento biográfico y las cuestiones musicales expuestas.
Así, nada sabemos de sus maestros, ni cuánto de ellos hay en su obra; tampoco entendemos por qué se prodigó tanto su música y sin embargo no hemos encontrado ni una sola partitura en los centros religiosos más próximos y naturales que se le supone (Badajoz-Sevilla); desconocemos finalmente, el motivo por el que encontramos intabuladas y versionadas tantas obras atribuidas antes o después a Juan Vázquez.
Y esta realidad tan injusta e ignorada desde entonces llega resonante hasta nuestros días. La discografía sigue atribuyendo a Fuenllana, Valderrábano o Pisador obras que estos mismos músicos reconocen al extremeño. Otros títulos corren menos suerte y se programan actualmente como “anónimos”. Joaquín Rodrigo y Manuel de Falla componen en la primera mitad del s. XX Cuatro madrigales amatorios y el Concierto para clave utilizando en su trama compositiva líneas divisadas en la obra vazquiana, sin percatarse seguramente de que las mismas fueron más conocidas gracias al ingenio de un maestro de capilla pacense.
Las ediciones modernas de su obra, publicadas en Barcelona, Madrid y Wisconsin (EE.UU), también presentan problemas que dificultan una difusión acorde a su valía. Las tres se hicieron entre 1946 y 1975 (1995) con criterios de transcripción -hoy posiblemente desfasados- que omiten partes (caso de la Agenda defunctorum) o dificultan su interpretación, caso de las otras dos. Tal y como nosotros mismos demostramos en 2010 en la UEx, estos hechos han producido una difusión desigual y han provocado, por ejemplo, que el contenido prensado en Osuna se haya registrado y dado a conocer más por las ediciones de vihuelistas que por la fuente primaria.
Por todas estas preguntas y por todas estas razones se hacía necesario este fórum. Un fórum que se impregna de rigor científico al tomar como base o punto de partida el nuevo estado de la cuestión que deja la tesis doctoral La recepción de la lírica popular antigua en la obra del polifonista Juan Vázquez (UEx 2015). Un fórum que aviva los rescoldos de aquellas cruciales investigaciones del insigne investigador pacense Carmelo Solís a finales del pasado siglo. Un fórum que programa actividades en la misma ciudad que siglos atrás viera al Juan Vázquez niño, cantor, sochantre e, incluso, maestro de capilla, gobernando el facistol de la catedral y escribiendo polifonías para las principales fiestas badajocenses. Y finalmente, un fórum que nace y se proyecta desde Extremadura; la tierra que afortunadamente salda hoy una deuda contraída con el polifonista al acoger en los archivos de su universidad la reedición integral de la obra, una grabación monográfica, un nuevo perfil biográfico, y otros aspectos hasta hoy desconocidos del músico natural de la ciudad de Badajoz.
Alonso Gómez Gallego, enero de 2016